Detrás del miedo se encuentra la llave hacia tu libertad
Seamos realistas, el miedo nunca se irá de tu vida, ya que es una emoción primaria sumamente funcional.
Desde la mirada de la neurociencia, el miedo es una respuesta útil y adaptativa que el cerebro activa ante una posible amenaza. Esta respuesta trae consigo cambios evidentes en lo físico, el pensamiento y el comportamiento. Es decir, tu cuerpo y tu mente se unen para generar una acción orientada a protegerte.
Para que comprendas te hago un resumen muy simple del proceso. Al identificar una actitud amenazante tu cerebro activa una red de mensajería múltiple que se encarga de enviar señales al cuerpo para que tome las medidas de protección necesarias, por ejemplo: sudas, el corazón se acelera y las piernas se llenan de energía para salir corriendo.
Ahora quiero que te detengas a pensar en lo complejo que es el nivel de organización que utiliza el cerebro para que el miedo te mantenga alerta, te capacite para identificar el peligro y te permita pensar en formas diversas de protección. Se trata de una combinación poderosa que te faculta para responder de manera rápida ante cualquier forma de amenaza.
Evidentemente, este maravilloso mecanismo puede salvarte la vida; por lo tanto, el miedo siempre va a estar presente como parte de la sabiduría física y emocional de tu cuerpo.
Desmitificando el miedo
El problema con el miedo surge cuando lo conviertes en una patología, activando tu mecanismo de defensa ante amenazas que no son reales, es decir, ante situaciones que percibes como peligrosas pero que en verdad no lo son; provocando en ti falta de iniciativa, ansiedad, angustia o parálisis.
Ante esta situación, tienes dos tareas importantes:
- Desmitificar el miedo, quitando la concepción negativa que le has dado.
- Aprovechar todo su potencial y convertirlo en el aliado que te llene de poder.
Veamos cada una en detalle para que aprendas a utilizar el miedo como un recurso a tu favor.
Mito: el miedo es negativo
Lo primero es que el miedo, al igual que las demás emociones, no es ni bueno ni malo, es útil por varias razones: es un mecanismo de defensa infalible, te permite comunicarte con los demás, expande tu nivel de conocimiento, entre otras.
Ahora bien, el miedo además de una emoción es un concepto; esto quiere decir que una persona teme a cosas que otra persona no teme y, además, cada una tiene formas particulares de expresar ese miedo (preocupación, ansiedad, angustia).
Ese concepto que habita en la mente de cada ser humano está condicionado por las experiencias de vida, aprendizaje y crecimiento que haya tenido y que han fundamentado sus creencias.
Por lo tanto, el miedo no es negativo; has creado una percepción negativa respecto al miedo porque lo asocias con la idea de peligro que representa para ti lo temido. Dicho de otra forma, el miedo es el recurso que te permite mantenerte alerta, es la alarma que se enciende para que tomes medidas no para que te paralices.
El miedo te protege para que puedas experimentar la vida, apreciar lo sano, lo bueno, lo bello. Es simplemente el extremo de una polaridad, que al apreciarlo como lo que en realidad es, le restas poder al convertirlo en algo cotidiano y perfectamente manejable.
El miedo es una oleada de poder
Tus experiencias se almacenan dentro de ti de una manera particular, siguiendo un patrón. Estos patrones aprendidos pueden ser cambiados, la forma de hacerlo es cuestionando su veracidad y creando una nueva forma de interpretación que sea útil para ti.
La mente es muy poderosa y jamás pierde su fuerza creadora. Es difícil no reconocer la oleada de poder que resulta de la combinación de pensamiento y creencia.
En ese sentido, el ser humano interpreta lo que sucede de acuerdo con la visión que tenga de sí mismo y de su entorno. Si utilizas la fuerza del pensamiento unido a una creencia potencializadora respecto al miedo, entonces lo convertirás en un recurso para ir hacia adelante.
Te has acostumbrado a ir en piloto automático y tiendes a no cuestionar tus creencias, llenándote de conceptos cerrados y confinando tu mente a espacios de poco crecimiento y desarrollo. Esto no se trata de evadir el miedo se trata de escucharlo, ver la información valiosa que trae y convertirla en algo útil.
Y es que, a través del miedo, tu cuerpo te avisa que hay algo en ti que debes revisar; ya sea cuestionándolo, modificándolo, mejorándolo o rechazándolo. La oleada de poder que se manifiesta en tu cuerpo en ese momento es un combustible muy útil para retar tu capacidad y expandirte.
¿Qué puedes hacer ante el miedo?
Lo más importante es que entiendas que quedarte paralizado nunca será la mejor opción porque al hacerlo no creces, no sanas, te estancas y te restas poder a ti mismo.
Acto seguido, puedes aplicar esta técnica que te regalo. Es profunda y muy efectiva para apoyarte a transformar tu miedo, si sientes que necesitas acompañamiento para hacer el ejercicio no dudes en buscarlo.
- Reconoce que sientes miedo
- Ábrete a sentirlo
- Confróntalo, habla con él y escucha sus argumentos
- Cuestiona esos argumentos y verifica su veracidad. Pregunta
- ¿Es este peligro real?
- ¿Cuáles son las probabilidades de que ocurra?
- ¿En qué dimensión se puede presentar?
- ¿Qué pasa si ocurre?
- ¿Qué para si no ocurre?
- ¿Cuáles son las consecuencias que acarrea avanzar o detenerse?
- Si los argumentos son válidos, entonces toma las medidas pertinentes para asegurarte una victoria y si no lo son, deséchalos
- Toma tu miedo de la mano y avanza con determinación y enfoque hacia lo que deseas
Por experiencia te digo que tus miedos son mucho más grandes en tu mente; si tomas la decisión de avanzar es muy probable que en el trayecto descubras que estás solo; que tu miedo era tan irreal que se hizo humo y desapareció; dejándote más empoderado al incorporar una nueva habilidad y más poder personal.